Con motivo del centenario del nacimiento de la gran pianista Alicia de Larrocha, y en el marco de las diversas celebraciones que se realizan en Cataluña durante el 2023, el Conservatori Liceu quiso rendir homenaje a esta intérprete excepcional dando voz a varios miembros de la comunidad educativa del Conservatori que tuvieron vínculos especiales con ella.
Varios profesores del Departamento de Piano tuvieron una relación musical directa con la gran Alicia de Larrocha, y esto hace que la influencia de su maestría, y por tanto, el de la escuela catalana de Piano representada por Granados y Marshall (el cual fue estudiante del Conservatori), esté viva y presente en el Centro. El acto tomó la forma de una conversación moderada por el director académico Víctor Estapé, con la participación de Alicia Torra (hija de la pianista y comisaria del Año Alicia de Larrocha) y los profesores Benet Casablancas, Alba Ventura y Raimon Garriga. El acto incluyó también actuaciones de estudiantes del Departamento de Piano.
Después de un vídeo con la interpretación del “Epílogo” de las Escenas Románticas de Granados en una gran interpretación de Alicia de Larrocha en el Palau de la Música y de la bienvenida a cargo de la Directora general Maria Serrat, la alumna de Piano y becaria de la Fundación de Música Ferrer-Salat interpretó La Maja y el Ruiseñor de las Goyescas de Granados, una obra especialmente importante en la trayectoria de la homenajeada.
Alicia Torra quiso agradecer al Conservatori Liceu «haber pensado en mi madre y hacerle este homenaje que agradezco de todo corazón». Destacó que Alicia de Larrocha era sobre todo una persona discreta y que lo que le importaba era dedicarse a hacer Música, y no le interesaba la popularidad. Benet Casablancas propuso escuchar pasajes de Sonatas de Mozart y Scarlatti con la interpretación de Alicia de Larrocha para enfatizar que «aunque sea lógico hacerlo, no sólo hay que asociarla con la música nacionalista española», sino que «era una intérprete universal, al nivel de cualquiera de los más grandes» en muchos y diversos repertorios. El profesor Casabancas definió a Alicia de Larrocha como «una persona de una inteligencia extraordinaria», y afirmó que «el preciosismo de sus interpretaciones estaba al servicio de la forma, de la armonía de la pieza; el efecto final era de una naturalidad sobrecogedora: cuando oímos sus interpretaciones, yo siento las obras del compositor correspondiente, no sentimos al intérprete, este recrear la música es el mayor milagro, y es por eso el mayor agradecimiento que sentimos por ella».
Alba Ventura, que recibió clases de Alicia de Larrocha, comentó la impresión que tenía de ella «como persona muy seria con lo que hacía, y que tenía muy claro por qué lo hacía; no le gustaba tener que mostrarlo, ni las entrevistas ni las televisiones, lo que quería después de un concierto era ir a estudiar para hacer el siguiente”. La profesora Ventura quiso incidir en que de Larrocha nunca caía en «efectismos que entusiasman al público, pero que son gratuitos». Por su parte, Raimon Garriga explicó varios aspectos de las clases que también él recibió de la ilustre intérprete, de la que señaló que «su humor y su discreción se transmitía a las obras que tocaba». Según el profesor Garriga, le molestaba especialmente cuando detectaba que el estudiante había estado escuchando un disco de ella para intentar imitar como ella tocaba, «se ponía muy nerviosa cuando lo que tocaban los alumnos no era auténtico».
En la conversación se trataron otros aspectos de la significación artística de Alicia de Larrocha, como las relaciones tan fructíferas que tuvo con los grandes compositores catalanes de su tiempo, como Mompou, Montsalvatge, Suriñach, Balada o Nin-Culmell, ya que todos le dedicaron algunas de sus mejores obras. Otro aspecto que se debatió fue la actividad de Alicia de Larrocha como compositora, una faceta desconocida hasta la reciente publicación por parte de la Editorial Boileau de sus obras, con la colección «Pecados de juventud». Si bien Alicia Torra confesó que estaba segura de que su madre «la mataría» si supiera que había hecho difundir sus composiciones, porque no se consideraba compositora, todos los participantes en la conversación estuvieron de acuerdo en que valía la pena dar a conocer estas obras porque revelaban importantes facultades creativas y porque demostraban que el talento musical de Alicia de Larrocha era muy completo, y no se limitaba a la interpretación pianística.
El acto se cerró precisamente con la interpretación de una de sus obras, la preciosa miniatura Ofrenda, que tocó la estudiante Oriana Kemelmajer, becaria de Excelencia de la Fundación de Música Ferrer-Salat.
Tal y como afirmó el profesor Estapé, los asistentes al homenaje pueden considerarse privilegiados por haberse podido acercar a la personalidad de aquella intérprete inolvidable gracias al testimonio y la visión de personas que conocen bien su personalidad y su legado artístico. La velada permitió también visibilizar la influencia de Alicia de Larrocha en el Conservatori Liceu a través de los profesores que aprendieron directamente de ella, y la importancia de Larrocha en la música pianística de nuestro entorno, la de una pianista que, tal y como señaló Raimon Garriga, escuchando sus grabaciones se puede decir que «cada día toca mejor».